HERMANAS MERCEDARIAS





INSTITUTO DE RELIGIOSAS MERCEDARIAS MISIONERAS


El siglo XIX fue del nacimiento del Instituto de Religiosas de Nuestra Señora de la Merced, en Barcelona ( España). La Iglesia reconocerá siempre a quien fuera la primera depositaria de esta iniciativa divina: LUTGARDA MAS I MATEU, quien con decisión y constancia dará empuje a esta obra, fiel al encargo de María de la Merced.

El Espíritu de la Virgen de la Merced llena su vida, convirtiéndose en principio inspirador, transformador de todas sus acciones. Por eso se comporta como una enviada de la Virgen, al servicio de los cautivos.

Lutgarda, desde su inquietud cristiana, contempla en la cotidianidad de su vida, las esclavitudes de su tiempo (s.XIX.). Sufre intensamente por la situación de las mujeres obreras. Adolescentes, casi unas niñas, que ya forman parte del mundo del trabajo, pasando las jornadas en las fábricas, con un salario de hambre. Nadie se preocupa por su educación, ni de su enseñanza religiosa. 

Lutgarda vislumbra como la ignorancia es causa de la esclavitud del alma de estas mujeres, como les impide desarrollar en plenitud las capacidades que Dios le ha dado a cada ser humano. 

Debe buscar ayuda en el mercedario Padre Pedro Nolasco de Tenas para que comparta el encargo de la fundación de la nueva comunidad.  A principios de 1859 un grupo inicial de 5 personas, empiezan a prepararse. 

Lutgarda Mas i Mateu, mujer carismática, desde una profunda experiencia del Dios Misericordioso, sintiéndose enviada por el Espíritu Santo e impulsada por María de la Merced, en continuidad con María de Cervelló, se puso al servicio de los cautivos de su tiempo, dando origen a nuestro Instituto de Religiosas de Nuestra Señora de la Merced de Barcelona (Mercedarias Misioneras) el 21 de noviembre de 1860, con la confianza en que “Dios y Nuestra Santísima Madre proveerán”  

Ella continua siendo la inspiradora profunda, aquella que nos lleva hacia adelante, poniéndonos en manos de Dios y María, para que el mismo Dios nos guie en su camino de rendición.

LUTGARDA es humildemente, desde el cielo, modelo y protectora de la nueva familia mercedaria redentora, restablecida en la ciudad fundacional de Barcelona a mediados del XIX.

Lutgarda Mas i Mateu - Sor María Dolores - la joven fundadora, no llegó ni a esbozar su plan, así que el trabajo y la responsabilidad de estructurarlo recayeron plenamente en Mercedes Bartra que supo ofrecer sus cualidades y llevar adelante con cariño y total dedicación la obra que Nuestra Santísima Madre inspiró y encomendó a Lutgarda.

Lutgarda ha reunido a un grupo de hermanas. Son ellas las que asumen plenamente su proyecto encauzadas por el Padre Pedro Nolasco Tenas.

- Mercedes Bartra i Demestre
- Rita Parellada i Casals
- Mariana Trilla i Anguera
- Rosa Vélaz Larrea
- Francisca Farré i Jacas








LUTGARDA MAS I MATEU, MUJER DE SU TIEMPO



Queridas hermanas.
Mi saludo cariñoso para cada una en esta celebración de “Vida Nueva” para nuestra hermana Lutgarda Mas i Mateu, fundadora de nuestro Instituto. Pienso que personalmente y en comunidad, buscaremos la mejor manera de celebrar el día dedicado a esta mujer ejemplar para nuestra vida Mercedaria Misionera.
En este Año de Vida Consagrada me invito y las invito a contemplar a nuestra hermana Lutgarda como la mujer que ha sabido vivir el Evangelio de Jesús en el contexto social de Barcelona.  Vive los problemas de su propia ciudad.  Suscita un instituto adaptado precisamente a los problemas y necesidades de su tiempo y en esa ciudad.
Nosotras mujeres de nuestro tiempo, también vemos, escuchamos, vivimos en medio de una realidad que reclama mayor humanidad, mejor relación con el cosmos,  violencia, trata de personas, machismo imperante, mujeres que sufren exclusión, maltrato y violencia, el individualismo, búsqueda incesante de tener más y más, inseguridad, corrupción, jóvenes sin trabajo …
¿Qué hacer?,  no es fácil, responder a esa realidad ¿verdad? , pero nos acompaña el AMOR de Dios, la AUDACIA de Lutgarda, la vida de muchas hermanas ejemplares que han hecho historia desde su fragilidad, sencillez,  profecía…¡ sigamos, intentando hermanas! con nuestra propuesta del Reino de Dios y la Promoción Humana;  teniendo presente los criterios que nos exige el mundo de hoy: Conexión y sintonía, comunicación efectiva y confluencia en la evangelización.
El evangelio, la iglesia, nuestros documentos, los últimos encuentros, nos  invitan a salir, abrir caminos hacia el futuro, difundir el amor en todo lugar y en toda situación, es urgente nuestra conversión.   Necesitamos audacia y coraje para hacer vida nuestros compromisos personal, comunitario, provincial e institucional.
Pido a María de la Merced, que acompañó el caminar de Lutgarda,  primeras hermanas y que va con nosotras; nos ayude a vivir con autenticidad nuestro Ser-Misión de Mercedarias Misioneras, cuide el  anuncio profético , servicio gozoso y desinteresado a los preferidos de Dios, como soñaría nuestra fundadora para cada una..
Mi abrazo fraterno para cada una.
Matilde Lloclla Sullca

Animadora Provincial




EXPERIENCIA MISIONERA -MISIÓN ANGOTEROS










Testimonio misionero en el Alto Napo
Shamashu panikuna Mercedarias Misioneras
¿Cómo empezar a recordar cada una de las experiencias vividas con ellas si pareciera que fue ayer cuando llegué a la Misión Napuruna de Monterrico de Angoteros?
Después de mi ordenación diaconal inmediatamente me trasladé a la región Loreto, específicamente a la nueva misión asumida por los Oblatos de María Inmaculada en Santa Clotilde - río Napo. Era setiembre del 2008.

Fue sorprendente -y esto le sucede a muchos cuando tienen su primer contacto con la tremenda amazonia- surcar y surcar rumbo a la localidad de Angoteros en el distrito de Torres Causana. Fui con P. Edgar Nolazco, OMI -mi hermano y compañero en la Misión- y cuando llegamos a aquel lugar lo primero que me sorprendió fue encontrar una comunidad indígena que mantiene su lengua, sus costumbres y toda su cosmovisión. Hace un par de años atrás había fallecido el P. Juan Marcos Mercier, OFM. Encontré por primera vez a Manuela, Virginia y Janet.
La casa misionera insertada en la comunidad. Una casa como todas las demás. De pona en el piso y de irapay en el techo. Claro... con su tushpa en la cocina y su pequeño puerto en el río al lado de un chorrito de agua que abastecía para tomar o asearse.
Manuela y Virginia las mayores en la comunidad nos recibieron, junto a ellas la joven, también llegada ese año, Janet. Recuerdo cada rostro, cada mirada de tres religiosas Misioneras Mercedarias peruanas que habían llegado a petición de Juan Marcos al Alto Napo para continuar la misión en esta parte del Vicariato.
Manuela, la siempre Manuela. Lo primero que me dijo P. Jack cuando llegué a Santa Clotilde fue "ya conocerás a Manuela, ella es una mujer con mucha energía". No puedo dejar de pensar que desde que conocí a Manuela me impresionó mucho su entrega a la gente. La cercanía, el querer dialogar y entender la cultura. Lo primero que me dijo fue "ya, ya rápido que tenemos que salir pronto, tengo muchas cosas que hacer todavía... Y que barbaridad ustedes allí sentados".

Dichosa frasecita que nos acompañará todos estos años. Manuela es, fiel a su estilo, la que continuó a su manera, la misión de Cristo en medio de la Napurunas, después de Juan Marcos. Son muchos los momentos y las anécdotas que se vienen a mi mente. Su intensidad y fuerza por hacer bien las cosas y estar en las comunidades. Su deseo de llegar a tiempo a cada pueblo para empezar la visita. Que los papelotes y cuanto material listo para los temas y los talleres. Su cuadernito pequeño donde anotaba todo lo que se vivía cada día. Cuantos bautismos se hicieron, la problemática más puntual de cada comunidad, los nombres de las nuevas autoridades comunales. En todo momento, como una hormiguita haciendo algo. Ella era veterinaria porque inyectaba a un pollo que ya Virginia o Janet lo veían enfermo, ella era gasfitera, albañil, a poco si pudiera hacerlo agarraba su hacha para rajar leña, ella sabía perfectamente el uso de cada herramienta que tenía y el lugar donde cada cosa tenía que estar. Lo sorprendente no fue tanto eso, sino que como mujer y mujer grande tenía una energía envidiable... "hombre tenías que ser, inútil..." me decía y yo atinaba a reir.
Más allá de todas esas cosas quiero resaltar de las Mercedarias Misioneras que fiel a su carisma sentadas en la pona cada día oraban por la mañana y comulgaban. No había sacerdote en la misión. Ellas presidian a la comunidad de fe. Gracias a Florentino, Ronald, Roger, Lino y el más joven el querido y recordado Amable. Los kuyllur runa -animadores cristianos- laicos formados por Juan Marcos y que sostienen la Misión Napuruna cuando los "misioneros" no están. Como ahora en este momento cuando escribo estas líneas. Gracias a cada uno de ellos por su testimonio, su fidelidad, su amor a Pachayaya y a la comunidad de fe.
Pensar en cada recorrido desde Pantoja hasta Sumak Allpa haciendo uso del Yayallakiwan el bote misionero que dejó Juan Marcos. Y menciono mucho a esta sacerdote porque él dejó una fuerte mística misionera para todo aquel que trabaja en el Vicariato San José del Amazonas. Yo personalmente nunca lo conocí. Pero leyendo sus escritos en los libros que publicó, pero sobretodo viviendo al lado de la gente que él formó y acompañó pude conocer al querido Yayapakri como le decían los kichwas. También no puedo dejar de mencionar a José Miguel Goldáraz, un capuchino español que trabaja en el lado ecuatoriano del Napo quien junto a sus hermanos apoyaron mucho la misión de las mercedarias en el Alto Napo sobretodo en lo que respecta a la formación de los animadores cristianos en el CEFIR en Pompeya - Ecuador donde participé con Manuela o Janet algunos años.
Esa espiritualidad del encuentro y de la acogida que ahora habla Francisco en la Iglesia aquí lo aprendí. Los napurunas me hicieron bajar del segundo piso para hablarles de Dios que ahora para mí lo empecé a llamar Pachayaya. Sí, es verdad, bajé del segundo piso. En la misión napuruna casi todos mis esquemas recibidos en los años de formación se quedaron allí en esos años. Para mí eran nuevos tiempos, nuevos retos, nuevos desafíos, pero sobretodo nueva teología: Pachayaya y el Sumak Kawsana.
Confieso que no soy un dedicado a la cocina ni a las cosas de la casa. Manuela, Virginia y Janet y últimamente Hilda me cuidaban a su estilo: "oye gordo, ya muévete y has algo me decían", pero estaban allí atentas a prestarme un cariño o un afecto fraterno. Y esto es verdad, la fraternidad es la clave en la misión más allá de las diferencias y de los gritos y de nuestras debilidades. Siempre he pensado que la vida religiosa femenina es muy compleja y desafiante. Con ellas mientras vivía en la casita misionera pude confirmarlo.


Recuerdo que mientras ellas dormían en el bote encima de una tabla y un pequeño colchón, nosotros los varones dormíamos en la pona, sea en la casa del profesor o en la casa comunal. Hasta que llegó el día en que la lancha nos despertó en Puerto Aurora. Florentino y Amable corrieron al escuchar los gritos de la profesora que nos avisaba que la lancha apretaba el bote de la misión con Manuela y Janet adentro. Ellos corrieron más rápido que yo. Cuando llegué lo sorprendente fue que ellos miraban de lejitos como el bote misionero había quedaba averiado con las hermanas dentro. Janet recién despertaba al escuchar los gritos de Manuela, inclusive dijo "tranquila Mañu es solo una pesadilla", mientras que Manuela le decía "¡cual pesadilla nos está apretando la lancha", levántate. Y empezaron a gritar. Corriendo fui a gritar a Tulipán el capitán de la embarcación. Nunca pagó los daños ocasionados.
En realidad hay muchas anécdotas que vienen a mi mente. La más hermosa fue cuando con el ahora P. Wesley, un OMI de Brasil, surcamos en el bote de madera y con un joven nos fuimos rumbo a Angoteros y la tormenta y la lluvia y las playas impidieron que llegásemos a nuestro destino. Wesley en medio del bote rezando el rosario, yo en la proa y Jhon de motorista nos aventuramos a surcar y una de esas tormentas que nunca faltan en la selva nos agarró y nos llevó al canto del río. Ya era de noche y tuvimos que atracar en la casa de una familia cuyo papá estaba bien borracho, quizás porque su wawa había nacido. Ver a Wesley tomar en sus manos al bebé, me dijo sorprendido: "que lindo bebé indígena, es la primera vez que tengo en mis manos a un indígena bebé recién nacido". Realmente el cuadro fue hermoso. Dios permitía la vida en medio de las tormentas y de la fuerte lluvia y el sonido de los truenos y fuerte olas en el río. Nos quedamos allí en la casa a dormir. Había allí en la pona mucho maíz que habían cosechado, por ende muchas ratas muy cerca que en la noche rodeaban el maíz y se escuchaba el sonido de los dientes cunado comían. Muy de mañana agradecidos a la familia nos despedimos y partimos a Angoteros. Wesley también al llegar se sorprendió del testimonio de vida religiosa que daban las hermanas.
Gracias Manuela, Virginia, Janet e Hilda por su entrega y dedicación. Por defender la cultura y preocuparse de nuestros hermanos napurunas. La muerte de Amable hace poco me hace pensar que realmente sin ellos, la vida misionera en el Alto Napo no puede ser completa.





NUEVA OBRA FUNDARTE-REDENCION





El Diagnóstico Situacional elaborado por CEAS, (Comisión Episcopal de Acción Social) en relación a las necesidades de nuestra localidad de Barrios Altos, nos ha llevado a reconocer la tradición artística de sus habitantes y las potencialidades artísticas de los niños y jóvenes de esta zona. Nuestro barrio es la cuna del criollismo. Hoy, no existe espacio o lugar para el cultivo de estas habilidades artísticas: danza, cajón guitarra, canto, dibujo, etc. Como una respuesta a esta realidad, se desarrollará el proyecto “Fundación de Arte para la Redención” cuya denominación es FUNDARTE-REDENCION. Idamis Sánchez es la Directora de esta obra y les compartimos que esta nueva misión ya se inició con clases de CAJON PERUANO y LECTURA DE MUSICA -FORMACION DE VOCES – GUITARRA y está funcionando en el local de Jr. Ancash, antes Fuerza Barrio.
MISIÓN:
FUNDARTE-REDENCIÓN es una obra social diseñada para el rescate pedagógico, ocupacional y ético de la infancia y la juventud de la zona de Barrios Altos, mediante la instrucción y la práctica colectiva del arte y el fomento de la espiritualidad cristiana, capacitando, recuperando y de esta manera previniendo males sociales, dadas las características  socioeconómicas de la zona.

VISIÓN:
FUNDARTE-REDENCIÓN es una obra que, desde el intercambio, la cooperación y el cultivo de valores, se propone desarrollar un currículum que permita ofrecer educación integral a través del arte, con los recursos técnicos, humanos y artísticos acreditados, para  convertirse en una oportunidad de redención y lograr ciudadanos participativos, responsables y proactivos con un alto nivel de competitividad, y de esta forma llegar a ser a mediano plazo una Escuela Integral de Arte auténticamente reconocida como modelo inspirador para todos aquellos interesados en desarrollar proyectos de educación de Arte, o en áreas del conocimiento.




PERIODO DE RENOVACIÓN ECUADOR-VENEZUELA-

PERÚ 2015




El día 20 de enero iniciamos el Período de Renovación entre las Provincias de Ecuador,  Venezuela y Perú. Damos gracias a Dios por este espacio de formación permanente que se realiza cada tres años, este año le ha tocado organizar a la Provincia del Perú.

El objetivo es revitalizar nuestra vida Mercedaria Misionera, viviendo con alegría, misericordia, libertad y esperanza para los cautivos y excluidos de hoy. PEDIMOS QUE NOS ACOMPAÑEN CON SUS ORACIONES

Himno oficial del Jubileo Mercedario de los 800 años



HIMNO Y CANCIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES




VIRGEN DE LA MERCED CANCIÓN





Fundadora



Cuando el matrimonio Mas i Mateu inaugura casa y panadería en la calle Mayor de Gracia, va acompañado de sus siete hijos. Seis de ellos ya andan y caminan alrededor de sus padres. Teresa, la madre, de Lutgarda lleva entre sus brazos un bebé, es una niña a la que han puesto el nombre de la abuela materna, Lutgarda. La abuela es conocida familiarmente como Longarda. Su nieta pasará a llamarse en el entorno y en los papeles de familia como Lutgarda. Ella misma firmará de esa manera.

Como sucede con la biografía de personas importantes o famosas del pasado, no conocemos con exactitud la fecha de nacimiento de Lutgarda.
No nos queda más recurso que el cálculo a partir de registros civiles, libros de fallecimiento o actas notariales en que se facilita la edad del sujeto. Pero en el caso de Lutgarda, ese recurso nos da edades discordantes. Según el registro civil de difusiones de Barcelona, Lutgarda tiene 34 años cuando fallece el 9 de agosto de 1862. Según los libros de Entradas y Óbitos del convento de San Gervasio, Lutgarda tiene 30 años al comenzar el postulantado el 22 de abril de 1861 y 31 en el momento de su muerte. Por tanto, una oscilación en torno a los 3 años. Parece más creíble, por varias razones, la fuente del registro civil. Lutgarda habría nacido en o en torno al año 1828. En un caso, puede haber ido en brazo de su madre en el momento del cambio de domicilio. De otra forma, ha nacido en la nueva casa y en el ambiente de la panadería.
Desde su llegada a la calle Mayor de Gracia, los Mas i Mateo habrán pasado a ser conocidos como los de la “panadería” y Lutgarda como una de ellos. La panadería será la plataforma desde la que Lutgarda empezará a conocer el mundo que lo rodea y a tomar contacto con sus gentes.


1. Lutgarda, inmersa en la problemática de una sociedad en transformación 
Barcelona ofrece a mediados del siglo XIX los contrastes propios de un proceso muy rápido de transformación social. Lutgarda empieza a preocuparse por los problemas de la población obrera. En la fábrica y en torno a ella, como abejas de una colmena, centenares y miles de trabajadores, hombres, mujeres y niños, malgastaban en pésimas condiciones de sus vidas sus energías para asegurarse una pobre supervivencia. Se ha abandonado el trabajo artesanal y el cambio es traumático.

Lutgarda observa que, como promedio, el salario medio de un obrero es de 2.55 reales al día. Dinero que va casi totalmente destinado a la alimentación que consiste básicamente en pan, legumbre y bacalao. Una familia formada por el matrimonio y dos hijos, gastaba, por término medio dos kilos de pan diarios. Los niños desayunaban pan y agua, los padres añadían una sardina salada. A mediodia, todos comían legumbre y pan. La cena era de pan y patatas. Y para sostener estos gastos era necesario que la mujer también trabajara.
Lutgarda observa que la situación de la clase obrera es calamitosa por su pobreza y desprotección, por las condiciones de higiene y horario de trabajo. Pero, también, por la necesidad de trabajo impide la instrucción, para la que, además, falta motivación, con lo que el obrero pierde el sentido de su dignidad y se cierra a la instrucción y promoción cultural – profesional y, también, a toda formación religiosa.
Lutgarda observa que el pueblo católico, en este m omento, no cuenta con un recurso para una adecuación adecuada de los fenómenos de la industrialización y de la lucha de clases. Se fomenta una predisposición adversa al mundo moderno (industria y democracia), y se añora la sociedad anterior, en que la Iglesia aglutinaba la sociedad. En nombre de la providencia se legitimaban las desigualdades sociales de causalidad históricas producidas por los intereses humanos y se exhorta a los oprimidos a la resignación.
2. La Educación: Lutgarda observa que el problema educativo sigue sin resolver
Lutgarda, que sufre los problemas sociales de su tiempo, observa cómo uno de los acuciantes, más prioritarios, es el PROLEMA DE LA EDUCACIÓN.
Lutgarda observa los esfuerzos de los gobiernos que se suceden el poder e intuye que hay que aprovechar los espacios legales que se van abriendo a fin de conseguir que la educación llegue al mayor número posible de niños y niñas.
Lutgarda que es profunda creyente cristiana, observa y se alegra porque tras los años de prohibición de la vida religiosa y restricciones de la Iglesia en el campo educativo, la nueva legislación, sobre todo a partir del concordato entre España y la Santa Sede (1851), abre de nuevo las puertas al trabajo de la Iglesia y nuevos institutos religiosos en ese campo tan vital.
3. La situación de la mujer: la situación de la mujer gran preocupación de Lutgarda.
Lutgarda ama profundamente a su familia y se desvive por todos ellos, especialmente por su madre; pero ello no le impide estar, también, profundamente preocupada por la situación de la sociedad, y sobre todo, por la situación de la mujer. Ella sabe leer y escribir, cosa que no pudo conseguir su madre, y que no ha preocupado a su hermana pequeña María de las Mercedes.
Lutgarda posee una sólida formación religiosa, pertenece a varias asociaciones religiosas, tiene sus devocionarios y libros de instrucción religiosa. En cierta manera se podría decir que es una mujer privilegiada.
Pero, ¿y las mujeres obreras? ¿ y esas adolescentes, todavía unas niñas, que ya forman parte del mundo del trabajo, con una remuneración de hambre?. Cierto que el mundo obrero se mueve, presenta sus reivindicaciones y poco a poco algo se va consiguiendo en el orden económico, en la duración de las jornadas de trabajo, salarios, derechos de asociación etc. Pero de la enseñanza religiosa, ¿quién se preocupa?. Esas adolescentes, casi niñas, que pasan la jornada en la fábrica, como un engranaje más de la cadena. ¿qué aprenden? ¿en qué emplean sus escasas horas libres?.
La situación de la mujer preocupa seriamente a Lutgarda y aviva su celo apostólico. Tiene que hacer algo que contribuya a la solución que reclaman estas injusticias sociales.
En la oración consolida su vocación mercedaria. Se aproxima el año 1858. Lutgarda ha sido espectadora de las revoluciones sociales, está viendo lo alejado que está la clase obrera y, especialmente la mujer, de la instrucción pública, y en consecuencia de la formación religiosa adecuada. 

Lutgarda no es una espectadora pasiva. Lutgarda se ha dado cuenta de que a la mujer no le queda otra forma de llevar a la práctica su vocación social y benéfica que la de incorporarse a los institutos religiosas permitidos, precisamente por su finalidad educativa y social, o fundar institutos nuevos, algo que no era fácil por la falta de una legislación orientadora.
Hasta que llegó el momento de actuar, Lutgarda tiene a su alcance algo que no le puede fallar en su doble deseo de asistir a las necesidades de la mujer trabajadora y de cumplir la voluntad de Dios: la ORACIÓN.
En la oración conjuga las dimensiones mística y apostólica de su incipiente vocación mercedaria
Lutgarda es una mujer inteligente que, como hemos visto, ha crecido en el seno de una familia de convencimientos cristianos muy arraigados con un sentido de la justicia, la caridad y la generosidad. De su familia aprende el valor de la constancia, el trabajo, la perseverancia, la capacidad de sacrificio, la entrega a los demás, el amor a la virgen, etc.

Confiaba que Barcelona no podía estar mucho más tiempo sin una comunidad femenina mercedaria. Se anima a medida que va teniendo noticias del número de institutos religiosos femeninos que van surgiendo a partir del concordato entre la Santa Sede y España (1851). Lutgarda sabe esperar. Piensa que, antes o después, a alguien se le ocurrirá su misma idea y la llevará a efecto: Barcelona tendrá su comunidad de Religiosas Mercedarias de la Enseñanza.
Sigue con sumo interés la reestructuración de la vida religiosas en la diócesis con formas antiguas y nuevas: unas conservaban la clausura papal y los votos solemnes; otras, no. Todas se caracterizaban por su dedicación a la enseñanza o a otras obras asistenciales.
Lutgarda va reflexionando sobre la finalidad apostólica de la Orden de la Merced desde su fundación, en 1218, siglo XIII, hasta el siglo XIX: visitar y liberar a los cautivos cristianos en poder de los enemigos.
Lutgarda lo había entendido bien: el programa señalaba un campo de trabajo: visitar, liberar (Lc 1, 68-79)
Desde está referencia evangélica, la Orden fundada por Pedro Nolasco no queda reducida a la liberación de cautivos en una sociedad esclavista, ni a la liberación de cautivos en todo tipo de sociedad, sino que puede proyectarse a otras formas de cautividad. Lutgarda que bajo su apariencia sencilla de joven mujer del siglo XIX, que no sabe más que realizar las tareas del hogar y rezar, rezos rutinarios para elevarse con consideraciones místicas que la unen al mismo divino, sobre todo por la mediación de María, a la que acude , postrándose de rodillas, ante su venerada imagen de la Merced.
En estos largos ratos de meditación profunda, empieza a asociar la situación social y religiosa concreta de la mujer del siglo XIX con la opresión y cautividad del siglo XIII, que llevó a Nolasco a la fundación de la orden de la Merced.
En la predicación de algún mercedario oyó la palabra clave: LIBERAR. Pero ¿de qué? De cualquier estado de cautividad que pueda aparecer en la sociedad.
Lutgarda reflexiona: a la mujer, en la sociedad actual, sólo se le concede una ciudadanía de segunda categoría. Está condenada a no poder desarrollar las capacidades de que Dios le ha dotado, es decir, está condena a vivir privada de realizarse plenamente como ser humano. Esto es una cautividad. Liberar a las mujeres de la ignorancia a la que están sometidas, procurándoles los medios para que reciban una educación y una instrucción adecuada y progresiva, es una dedicación que cabe dentro de la acción mercedaria.

En la Iglesia de la Merced vive sus momentos místicos. Sus ojos se vuelven con frecuencia hacia el altar que conserva el cuerpo incorrupto de Santa María de Cervelló, fundadora de la comunidad de Religiosas de la Merced, después de que la Orden, en el capítulo general de Tarragona, en 1260, decidieran dar entrada a la mujer en la familia mercedaria. Su finalidad: conjugar la contemplación con la prestación de algunos servicios en la ayuda de la obra de la redención de cautivos.
Lutgarda traduce aquella presencia del cuerpo incorrupto de santa María de Cervelló como un signo de que la obra de Cervelló no ha desaparecido del todo. Parece que, en silencio, está pidiendo la perseverancia de su vocación mercedaria, adaptándola a las necesidades de la sociedad del siglo XIX. En el ánimo de Lutgarda palpita su vocación mercedaria, sustituyendo la redención de cautivos por la liberación de la mujer por medio de la enseñanza.
Lutgarda vive una fuerte experiencia mística, ella a pesar de todos sus anhelos mercedarios, nunca había pensado ser ella la iniciadora de la restauración de la rama femenina de la Orden de la Merced, que fundara Santa María de Cervelló, de repente comprende claramente que es ella quien debe hacerlo. Y debe hacerlo porque así lo quiere y se lo encargado la virgen María de la Merced. Y le ha precisado más: debe dirigirse al mercedario exclaustrado padre Pedro Nolasco Tenas, quien será el encargado de dirigir todo el proceso de la fundación.
Después de tanta insistencia el padre Tenas ya no vaciló, sino que aceptó. Lutgarda salta de gozo, está feliz. En la cuarta visita al padre Tenas, éste le asegura que acepta el encargo pero que el proyecto está cargado de dificultades, entre otras la falta de locales y medios para comprarlos. Mientras el padre Tenas expresa en voz alta su desesperanza y siente temor ante lo desconocido. Lutgarda se contesta a sí misma y al padre Tenas con una frase que ha perdurado hasta el día de hoy, como un lema “Dios y Nuestra Santísima Madre proveerán”
Lutgarda, la que tuvo la experiencia mística, con intervención de la virgen de la Merced y que ella interpretó como voluntad divina de restauración de las Religiosas Mercedarias en Barcelona; a cuyo empeño, tesón, tenacidad y constancia y, sobre todo, humildad y capacidad de sufrimiento, se debe la fundación de las Terciarias Mercedarias, de cuyo grupo fundador no pudo formar parte, por estar acompañando a su madre muy enferma, pero ella estaba muy unida a grupo de sus hermanas fundadoras.
Lutgarda cumplido el sagrado deber de prestar a su madre la asistencia que necesitaba en su larga enfermedad, hasta el momento de su tránsito de esta vida; cumplidos también todos sus deberes cívicos, a los 10 días firmado su testamente, el 22 de abril de 1861 vuela a San Gervasio, para comenzar el corto período de Postulantado, previo al Noviciado, con el que inicia oficialmente su vida religiosa que, personalmente, ya venía viviendo desde hacía tiempo. Cuando Lutgarda entra en el Noviciado, aquel 22 de abril de 1861, se encuentra en la comunidad, que la recibe, con las cinco primeras hermanas que ella tanto conocía y quería; con las que había compartido sus inquietudes, sus anhelos, sus esfuerzos y, sin duda, también había comentado con ellas, con la mayor humildad, su experiencia mística, aquellos encuentros reiterados con la Ntra. Santísima Madre.
Lutgarda, con su tenacidad consiguió que se convirtiera en realidad tangible la inspiración divina, viste la esclavina, y con el grupo, como una postulante más, pasa el período de formación prescrito, antes de vestir el santo hábito 
blanco, tanto tiempo deseado.
En medio de tantas alegrías comunitarias, las fuerzas de sor María de Dolores su nombre de religiosa, empiezan a decaer. “Sus ojos pierden brillo, una tosecilla persistente la molesta, cada día, con más frecuencia. Su oración, plena se dirigía a nuestra Santísima Madre con está palabras: Madre, yo no tengo nada que hacer. Lo que me encargaste está cumplido. Barcelona tiene una comunidad de Religiosas Mercedarias, continuadoras de la obra de Santa María de Cervelló, adaptada a las necesidades de la sociedad actual”. Todas sus hermanas desean que se cure, pero su enfermedad se agrava, estando ya muy grave, estrena la fórmula de profesión de las primeras constituciones aprobadas en 1862. Lutgarda (Sor María Dolores) fallece el día 09 de agosto de 1862, el estupor que su muerte causa entre las hermanas se expresa de un visible sentimiento de pena y también del vecindario de San Gervasio que asistió a sus funerales, fue sepultada en el cementerio común de San Gervasio y en el nicho que su familia le compró.



ESPIRITUALIDAD  MERCEDARIA

La llamada del Dios de la misericordia  que cada hermana ha recibido, debe concretizarse en un proyecto de vida, inspirado en Jesús liberador, vivido por nuestra hermana Lutgarda y primeras compañeras. Ellas desde una vida evangélica y amor filial a María, “Merced de Dios”, supieron configurarse con Cristo Redentor en respuestas a las cautividades de su tiempo.

  • Este proyecto de vida expresa los rasgos que identifican la espiritualidad de la Mercedaria Misionera:
  • Experiencia del Dios de Jesús, Padre – Madre de misericordia, de vida, de ternura y de libertad “que ve, que escucha y conoce el clamor de su pueblo y baja a liberarlo”
  • Experiencia interior de Jesús de Nazaret que anuncia la Buena Nueva y que se entrega “hasta dar la vida”, como expresión máxima de amor redentor, por la liberación del hombre y la mujer cautivos con quienes se identifica.
  • Experiencia de la presencia del Espíritu Santo que nos configura con Cristo liberador y anima nuestra vocación, espiritualidad, fraternidad y misión.
  • Experiencia de María como merced, misericordia y ternura de Dios para la humanidad y signo paradigmático de mujer que canta y proclama proféticamente el misterio de la gracia salvadora de Dios en su Magnificat.
  • Amor a María como madre, primera discípula de Jesús y maestra de vida espiritual. Modelo de mujer libre y liberadora, sencilla y humilde, creyente y comprometida en fidelidad al Espíritu.
  • Participamos de la experiencia espiritual de nuestra hermana Lutgarda: Aprendemos su fidelidad a la historia desde la oración encarnada en la realidad que lo rodea. De ella también aprendemos a discernir y a realizar la voluntad de Dios, confiada en su providencia y a acogerse a María de la Merced como hija en el discipulado de Jesús liberador.
  • Sentido de pertenencia y afecto profundo a la Familia Mercedaria desde el conocimiento y valoración de Lutgarda Mas i Mateu, San Pedro Nolasco, Santa María de Cervelló y demás hermanas y hermanos que nos han precedido en esta misión liberadora y nos unen a su historia y tradiciones.
  • Pasión por el Reino, expresada en la voluntad decidida de participar en la misión evangelizadora de la Iglesia con profunda libertad y disponibilidad para ser enviadas a cualquier parte del mundo. La espiritualidad misionera nos impulsa a respetar las culturas y a descubrir las semillas del verbo en la vida de los últimos y excluidos.
  • Sensibilidad especial de amor y misericordia ante toda situación que esclaviza al ser humano, descubriendo a Jesús en los oprimidos a causa de la ignorancia, de la injusticia y de la falta de fe.
  • Vida Consagrada al Señor en comunidad fraterna, que encarna la dimensión liberadora de los consejos evangélicos por el amor indiviso, la libertad y el compartir.
  • Estilo de vida manifestado en la acogida, libertad, sencillez, alegría, amistad y servicio que tradicionalmente nos ha caracterizado.
  • Asumir con espíritu redentor los sufrimientos y dificultades que acompañan la vida y nos llevan a participar en el misterio Pascual de muerte y resurrección de Cristo.
  • Oración personal y comunitaria, tiempo privilegiado del encuentro con Dios y expresión de la amistad con Cristo redentor. Es fuente de crecimiento de nuestra espiritualidad y nos lleva a la entrega “hasta dar la vida”



























1 comentario:

Copyright © 2013 FE Y ALEGRIA Nº 29 and Blogger Themes.